martes, 26 de febrero de 2008

Migajas amorosas


Estas migajas que caen lentamente en la acera por la que cruzo y de las que ayer comí, me recuerdan que no estoy sola, que hay muchos que como yo comen de los demás y, sin quererlo, hacen suya la desnudez ajena. El pájaro no quiere compartir conmigo los restos de pan que le pertenecen desde sus antepasados.
Elige flotar a mi alrededor para llevarse lo suyo y partir. Si, es como reza el conocido refrán, “pájaro que comió voló”, quizás no haya nada más contemporáneo y sincero que esa frase.

Gigantescas B. y J.

BETTE AND JOAN JOAN AND BETTE

Bette and Joan, Joan and Bette. Las caras más caras de mi recuerdo. Un centenar de siestas de cine en blanco y negro, devorándome el viejo Phillips con marco de madera lustrada. Siestas en lo de mi abuela y entre su sueño de tres a cuatro, yo y el cine.“¿Qué fue de Baby Jane?” (1962), puesta en escena de la locura y del terror cotidiano y familiar.
Como mujer de teatro mucho les debo a esas gigantonas. El placer de bucear en sus gestos como por un mar creativo, sin más tesoros que los rotos ojos de Bette y la geología rara del rostro de Joan. A mí me llegaron esas imágenes en el 70 y pico y construyeron parte de mi mundo torturado y adolescente. Las adoro, mujercitas de cine, hay que estar algo "pa allá"- divina sentencia española- para ser tan monumental. Me importa un bledo lo que digan de sus vidas privadas, si eran cretinas o dulces señoras, creo que han sido las mejores.
Que el Cielo las disfrute en su matinee.

ME

sábado, 23 de febrero de 2008

aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!!


gesticula gesticulador...



el gesto es lo único que puede ser leído por el aire

así que ten cuidado con tus gestos

no sea que produzcan tempestades

mas tremendas aún

que las palabras no pronunciadas

homenaje a vos, el que ví hoy por la calle


¿Has visto los ojos de ese hombre? Acaban de dejarle sin trabajo después de diez años. Tiene más de cincuenta y parece de seis, en la puerta del colegio, esperando a unos padres que llegarán, sin aviso, con retraso. Posee la mirada de los desplazados, mezcla de resentimiento y desazón tiñen su desencanto. Y cuando algo se ilumina en él, inmediatamente se apaga, como la última lucecita de los bares en la madrugada.

Imagen: "Desocupados", de Antonio Berni

jueves, 21 de febrero de 2008

la argentinita


Hoy, 22 de febrero de 2005, me dí cuenta que tardaríamos en volver al país. Y España me pesó como si se me cayera encima con sus kilos de embutidos olorosos, sus grandes pechos en picada desde un rascacielos cerca de la Plaza Mayor y los gritos de mi madre porque se le había quemado el pescado. Tener 16 años cuesta a veces más que un tifón de vacaciones. A pesar que mis compañeros ríen con mis comentarios , con mi tonillo argentino y con mis ocurrencias yo cada centímetro de aire que respiro añoro hacerlo en mi tierra. He llegado a odiar este país, a negarlo y a insultar para mis adentros el no sentir en vivo la música de mi patria. Benditos son los cines cuando ponen algo nuestro, cada una de las palabras que pronuncian, las ametralladoras “eyes” marcadas como ejércitos dentro de las frases tal cual hablan los porteños... Lindísimos actores que sólo veo a veces por internet y otros que aparecerán en el firmamento nacional y que yo no podré conocer por esta maldita lejanía que me toca. Veo a mis viejos pelearla y no lograr nada en tres años que llevamos. Y yo estoy entre ellos, entre sus peleas y besos, entre sus agobiantes preguntas y celos, entre sus respuestas repetidas del porqué permanecer aquí a pesar de todo. El año nuevo fue bajón para mí. Estuvimos con amigos argentinos y eso me llenó de ilusión pero cuando llegamos los escuché hablar y ¡eran todos más españoles que Rafael! Las costumbres, los gestos, lo maravillosa que fue España con ellos, que como se come, que tienes todo lo que quieres, que allá no se puede vivir, que la violencia, que la inseguridad permanente, los robos, las muertes… Mi país, pobrecito, me pregunto si alguien lo querrá más que yo. Si los que están acá ni se acuerdan o si se acuerdan ponen una cara de asco. Si con unos pesos de más en el bolsillo cambian tanto…¿sólo seremos eso? Sólo aspiramos a eso los argentinos cuando nos vamos? Entiendo cuando hablan de la seguridad y la violencia permanente, de las estafas, de la miseria que arrasa todo proyecto…Pero …¿y aquí? Cada dos o tres días muere una mujer apuñalada por su marido o pareja. ¿Y lo del tren Alcalá –Madrid el 11 M? Sí, ya sé, en cualquier sitio podría pasar lo mismo dice mi madre con su gesto que todo lo sabe y que podría predecir el futuro en la borra de una cucharita. Pero llora cada vez que ve las imágenes del tren y cuenta que ella podría haber ido a trabajar en ese tren y repite la odisea que fue correr a buscarnos al cole porque una de las bombas la estaban desactivando cerca. Y los padres gritando hijos de puta, mal nacidos, y los hijos trepados de las verjas de los colegios cercanos llamando a la madre a los gritos. Y las barreras policiales y tres días después las procesiones en la calle mayor y el peso de la tragedia en cada cara y las personas que se salvaron acompañadas por otros, abrazos, besos, gritos de dolor… Una Alcalá de Henares teñida de sangre con el terror y el vacío en las miradas. Y las velas encendidas y chorreando desprolijas por los muertos en Santa Eugenia y El Pozo y nosotros desde el tren mirando por primera vez sin sentirnos extranjeros porque nosotros también sabemos lo que es vivir sin tocar lo amado. Tiendo a mirar hacia abajo y no sé porqué. ¿Buscaré el centro de la tierra, de mi tierra quizás? Mi madre se enoja porque me encierro en mi habitación, en el baño, en mi música y en mis pensamientos “argentinos”, que tengo que adaptarme y divertirme aquí, porque estoy aquí y no en otra parte porque, dice, sufro. Y yo siempre le digo lo mismo: yo no sufro, yo me quiero ir. (Robado del diario de una argentinita fugada)

me doy los buenosdías

Como todos los comienzos, a levantarse de la cama y a empezar. El rugido de las sábanas no estrenadas aún. La lavadora ha borrado todo resto de amor y en cambio, ha dejado un perfume a limpio insoportable. Es hora de inaugurar un blog como quien saca un pan del horno. Da verguenza mostrarse tan al desnudo de los signos y de las palabras en un mundo tan vestido de previsibles gesticulaciones. Pero en todo riesgo está el levantarse una vez más, con blog o sin él, aunque laboriosamente acompañada de bellos fantasmas.


esos argentinitos errantes


éramos cuatro pero una se fugó. decidió saborear un mate en su auténtico fragor. no estamos mal, aunque no lo decimos.hemos aprendido de los fracasos. algo hemos aprendido: la sal de la tierra se lame con el alma agrietada.